Los transistores suelen funcionar en dos estados principales: corte y saturación. En corte, el transistor no conduce corriente entre sus terminales colector y emisor, actuando como un interruptor abierto. En saturación, el transistor conduce corriente completamente entre los terminales del colector y del emisor, comportándose como un interruptor cerrado. Estos dos estados son cruciales para aplicaciones de circuitos digitales y analógicos, ya que permiten que los transistores funcionen como amplificadores, interruptores o en otras funciones donde la modulación o el control de la señal es necesaria.
La razón por la que los transistores tienen tres terminales (colector, base y emisor) es fundamental para su funcionamiento. Estos terminales tienen propósitos específicos: la base controla el flujo de corriente entre el colector y el emisor en respuesta a pequeños cambios en el voltaje o la corriente que se le aplica. Este control permite que los transistores amplifiquen señales o enciendan y apaguen circuitos según la señal de entrada en el terminal base.
No todos los transistores tienen tres terminales; Existen algunas variaciones con diferentes números de terminales. Por ejemplo, algunos transistores de efecto de campo (FET) tienen sólo dos terminales: fuente y drenaje (o emisor y colector en el caso de los JFET). Estas variaciones se adaptan a diferentes requisitos de circuitos y preferencias de diseño, ofreciendo flexibilidad en aplicaciones que van desde lógica digital hasta procesamiento de señales analógicas.
La estructura de tres terminales de los transistores de unión bipolar (BJT) estándar y muchos tipos de FET permite a los ingenieros aprovechar sus propiedades versátiles para una amplia gama de aplicaciones electrónicas, desde tareas de conmutación básicas hasta diseños complejos de amplificadores y circuitos integrados.