Un megger, que es un tipo de probador de resistencia de aislamiento, normalmente utiliza un generador de manivela. Este generador se opera manualmente para producir una salida de CC (corriente continua) de alto voltaje, que se utiliza para probar la resistencia de aislamiento de cables y componentes eléctricos. El generador manual permite al usuario generar el voltaje necesario para las pruebas de aislamiento sin depender de una fuente de alimentación externa.
La energía para un megger la genera un generador de manivela que forma parte integral del propio dispositivo. Este generador convierte la energía mecánica del arranque en energía eléctrica, específicamente voltaje de CC, que luego se aplica al componente bajo prueba para medir su resistencia de aislamiento.
Un megger utiliza CC (corriente continua) para realizar pruebas de resistencia de aislamiento. La CC de alto voltaje generada por el generador de manivela se aplica al aislamiento de componentes o cables eléctricos para medir la resistencia del aislamiento. Se prefiere la CC para dichas pruebas porque proporciona un voltaje constante que permite una medición precisa de la resistencia del aislamiento sin las complicaciones que podría introducir la CA (corriente alterna).
El suministro utilizado en un megger suele ser el generador interno de manivela. Este generador está diseñado para producir un voltaje específico adecuado para pruebas de resistencia de aislamiento. Los usuarios hacen girar manualmente el generador para producir el voltaje de CC requerido, que luego se aplica al aislamiento del componente bajo prueba a través de los cables de prueba provistos con el megger.
Para la galvanoplastia, se suele utilizar un generador de CC. La galvanoplastia implica depositar una fina capa de metal sobre una superficie conductora mediante un proceso electrolítico. El generador de CC proporciona un voltaje de CC controlado y constante que impulsa las reacciones electroquímicas necesarias para depositar los iones metálicos sobre el sustrato. La corriente continua garantiza que los iones metálicos migren de la solución electrolítica a la superficie que se está recubriendo, lo que da como resultado un recubrimiento metálico uniforme y adherente.