Un condensador también se conoce como condensador debido a razones históricas arraigadas en la terminología y los primeros descubrimientos científicos. El término «condensador» se utilizó originalmente para describir dispositivos que podían almacenar carga eléctrica. Este uso surgió de la analogía de cómo ciertos materiales podrían condensarse o acumular carga eléctrica, de manera similar a cómo los gases se condensan en líquidos o sólidos.
La transición de llamar a estos dispositivos «condensadores» a «condensadores» se produjo gradualmente con el tiempo. El término «condensador» deriva de «capacidad», que indica la capacidad del dispositivo para almacenar energía eléctrica en forma de campo eléctrico entre sus placas o electrodos. Este cambio de nombre se volvió más común a principios del siglo XX a medida que evolucionaba la comprensión y la aplicación de estos dispositivos, particularmente con los avances en ingeniería eléctrica y telecomunicaciones.
En esencia, si bien ambos términos históricamente se referían al mismo principio fundamental de almacenar carga eléctrica, «condensador» se ha convertido en el término predominante en el uso moderno. El término «condensador» se utiliza ahora con menos frecuencia fuera de contextos históricos o discusiones técnicas específicas.