Cuando falla una resistencia, puede presentar varios resultados posibles según la naturaleza de la falla. Un escenario común es que la resistencia se queme o se sobrecaliente, lo que puede provocar que se agriete físicamente, se decolore o emita humo. Esta falla generalmente ocurre debido a una corriente excesiva que fluye a través de la resistencia, ya sea por sobrecarga del circuito, degradación de los componentes o defectos de fabricación. En casos severos, una resistencia fallida puede convertirse en un circuito abierto, interrumpiendo el flujo de corriente a través del circuito.
Cuando falla una resistencia en un circuito, puede afectar el rendimiento del circuito o provocar un mal funcionamiento. Dependiendo de su función en el circuito, una resistencia fallida puede alterar los niveles de voltaje, las rutas de corriente o la integridad de la señal. Por ejemplo, en circuitos divisores de voltaje, una resistencia fallida puede provocar lecturas de voltaje incorrectas en puntos cruciales del circuito, lo que afecta el funcionamiento de los componentes o dispositivos conectados.
Para determinar si una resistencia ha fallado, puede inspeccionarla visualmente en busca de signos de daño físico, como decoloración, grietas o marcas de quemado. Con un multímetro, también puedes medir la resistencia entre los terminales de la resistencia. Un valor de resistencia significativamente diferente en comparación con su clasificación especificada o una lectura de circuito abierto (resistencia infinita) indica que la resistencia puede haber fallado.
Varios factores pueden dañar una resistencia. Una corriente excesiva más allá de su capacidad nominal es una causa común, lo que provoca sobrecalentamiento y posible quemaduras. Los picos de voltaje, el estrés mecánico, la humedad y los factores ambientales, como la humedad o las temperaturas extremas, también pueden degradar el rendimiento de la resistencia o causar fallas con el tiempo. Una soldadura o manipulación inadecuada durante el ensamblaje pueden introducir defectos que debilitan la confiabilidad de la resistencia.
Si corta una resistencia, es decir, conecta una ruta de baja resistencia a través de sus terminales, puede provocar un flujo excesivo de corriente a través de la resistencia. Esto puede hacer que la resistencia se sobrecaliente rápidamente y potencialmente se queme. Además, un cortocircuito en una resistencia puede alterar el funcionamiento previsto del circuito y afectar el rendimiento de otros componentes conectados en la misma ruta del circuito. Es importante evitar cortocircuitos en las resistencias para evitar daños y garantizar el funcionamiento adecuado del circuito.