Los dispositivos electrónicos pueden degradarse con el tiempo debido a diversos factores, como las condiciones ambientales, los patrones de uso y el envejecimiento de los componentes. Si bien muchos dispositivos electrónicos están diseñados con materiales y componentes robustos para garantizar la durabilidad, el uso prolongado, la exposición al calor, la humedad, el polvo o el estrés mecánico pueden contribuir a su degradación. Por ejemplo, los circuitos integrados (CI) pueden experimentar una degradación en el rendimiento debido al estrés térmico o al estrés eléctrico excesivo, lo que afecta su confiabilidad y longevidad. De manera similar, componentes como capacitores y baterías pueden degradarse con el tiempo, afectando la funcionalidad general de los dispositivos electrónicos.
La vida útil de los productos electrónicos varía significativamente según factores como la calidad de fabricación, la intensidad de uso y el mantenimiento. En general, los productos electrónicos de consumo, como teléfonos inteligentes, computadoras portátiles y televisores, pueden durar varios años en condiciones normales de funcionamiento con el cuidado y mantenimiento adecuados. Los componentes electrónicos de alta calidad diseñados para aplicaciones industriales o aeroespaciales pueden tener una vida útil mucho más larga, que a menudo dura décadas con un mantenimiento regular y reemplazos periódicos de componentes.
Los dispositivos electrónicos no se descomponen de la misma manera que la materia orgánica, pero pueden deteriorarse con el tiempo debido a factores ambientales, desgaste de componentes u obsolescencia tecnológica. La degradación de la electrónica generalmente se refiere a una disminución del rendimiento, la confiabilidad o la funcionalidad en lugar de una descomposición física. Si bien es posible que los productos electrónicos no se descompongan como los materiales orgánicos, pueden volverse obsoletos o dejar de funcionar a medida que avanza la tecnología y aparecen dispositivos más nuevos y eficientes.
Los productos electrónicos no tienen una fecha de caducidad fija, pero su vida útil funcional puede verse influenciada por varios factores, como se mencionó anteriormente. A medida que la tecnología evoluciona y surgen nuevas innovaciones, los dispositivos electrónicos más antiguos pueden quedar obsoletos o ser incompatibles con los estándares de software y hardware más nuevos. Esta obsolescencia tecnológica puede hacer que la electrónica sea menos útil o requerir actualizaciones para mantener la compatibilidad con los sistemas modernos. Si bien algunos componentes, como las baterías o los paneles de visualización, pueden desgastarse con el tiempo, la vida útil general de los dispositivos electrónicos está determinada por su diseño, entorno de uso y prácticas de mantenimiento, en lugar de por una fecha de vencimiento predefinida.