La función de un transductor es convertir una forma de energía en otra. En el contexto de la electrónica y la instrumentación, los transductores convierten específicamente cantidades físicas como la temperatura, la presión, el desplazamiento o la luz en señales eléctricas correspondientes. Estas señales eléctricas pueden luego procesarse, transmitirse o visualizarse para diversos fines en sistemas de medición, control o comunicación.
La función principal de un transductor es facilitar la conversión de una cantidad física en una señal eléctrica. Esto permite la medición, monitoreo y control de parámetros que son críticos en diversas aplicaciones que van desde procesos industriales y sistemas automotrices hasta diagnósticos médicos y monitoreo ambiental.
El principio de un transductor implica utilizar el fenómeno físico asociado con la cantidad de entrada para inducir cambios en propiedades eléctricas como voltaje, corriente o resistencia. Por ejemplo, un transductor de galga extensométrica funciona según el principio de que la deformación mecánica cambia la resistencia eléctrica del galga extensométrica, que se puede medir para determinar la deformación aplicada.
La función de un transductor es convertir una cantidad física, como presión, temperatura o intensidad de la luz, en una señal eléctrica que puede procesarse, amplificarse, visualizarse o transmitirse posteriormente. Este proceso de conversión es integral para la operación de varios sistemas donde la medición y el control precisos de los parámetros físicos son necesarios para la optimización del rendimiento, la seguridad o el cumplimiento normativo.